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Adopción de Corazón

Combatiendo la voz de la vergüenza

Cuando todo se desmorona...

Cuando nada sale como pensabas...

Cuando ves tus sueños de cómo iba a ser tu familia desvanecer...


¿Adónde vas? ¿A quién escuchas? ¿Qué necesitas?


Nuestros hijos no nos definen; no son un reflejo de nuestro valor o identidad.


La voz de la vergüenza te dice que eres un fracaso; que no eres padre/madre y nunca lo fuiste. Te imaginas lo que los demás están pensando de ti...

Cuando tu hijo pierde el año escolar.

Cuando tu hija hace un berrinche en público.

Cuando tus hijos mienten de ti, y trae consecuencias legales porque te investigan por maltrato infantil.

Cuando se va de la casa.

Cuando no sabe hacer las cosas básicas, ni tampoco pide ayuda.

Cuando te rechaza día trás día trás día.


¿Qué es lo que te dices a ti mismo?

¿Qué crees que significa toda esta realidad de quién tú eres?

¿Quiere decir que todos tus esfuerzos no valen nada?

¿Será que algún día las cosas sean diferentes? mejores?



Mamá, Papá: no estás solo. Tu camino es único, pero no estás solo.

Te entendemos y hemos caminado por lugares parecidos. Sabemos que duele.


Con ese dolor hay que averiguar qué parte viene de la tristeza, de las pérdidas concretas o abstractas... y hacer duelo por ellas. ¿Qué parte es el enojo, y cómo lo vas a procesar para que no te amargue y consuma?

Pero hay otra emoción ahí también, y se llama vergüenza.

Esta emoción te quiere decir que la versión de ti mismo o de tu vida que quieres creer o presentar, es incongruente con tu realidad. Pero viene con pensamientos horribles, como "Soy mala" o "Soy un fracaso." Muchas veces es acompañada por el enojo, el temor, o la desesperanza.


Si quieres aprender más sobre la vergüenza y las demás emociones que te visitan en esta vida, te invitamos a adquirir nuestro taller grabado del Diseño de Dios para las Emociones.


Pero por hoy, quiero que me escuches bien. Te voy a decir algo importante:


Tu identidad, valor y dignidad...

No están en el amor y la aceptación de tus hijos.

No están en si las personas sepan la verdad o crean que eres una persona buena.

No están en tu desempeño.


Eres valioso por quién tú eres, no por tu rol parental ni por el amor o la aceptación de tus hijos. Solamente el amor de Dios te puede definir y suplir lo que necesitas. Y ese amor no se puede perder, ni se tiene que ganar: ya lo tienes. (Aunque nos tome toda una vida poder creerlo y vivir en esa libertad.)


Por cierto, esto lo estoy escribiendo para recordarme a mí misma en una temporada difícil. Duele desprendernos de los sueños, deseos, y "si tan sólo hubiera." En esta temporada, yo estoy soltando el deseo de tener el amor de mis hijos.

No estoy sugiriendo deshacernos por completo del deseo-- el tener deseos es humano-- sino que tenemos que reorientar nuestro deseo hacia el Único que lo puede llenar y nunca nos desilusionará. (A veces este proceso incluye soltar partes del deseo, para reubicarnos.)



¿Qué cosa(s) has estado sosteniendo como señal de tu valor?

¿Cómo se ve tu "yo ideal"? (al imaginartelo, ¿estás consciente de todas las maneras en que no das la talla?)

¿Cómo puedes soltar ese ideal no realista, para abrazar la realidad?




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