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Adopción de Corazón

Las Consecuencias Naturales

¡y cómo usarlas en vez de los castigos sin sentido!



Melissa Corkum de The Adoption Connection, nos comparte lo que ha aprendido sobre las consecuencias.


Uno de los “problemas” para los padres cuando aprenden sobre la parentalidad conectada o basada en confianza es que les parece que no hay consecuencias. Se siente demasiado permisiva. De hecho, es por esa razón que yo descarté el libro El Niño Adoptado después de leerlo antes de adoptar. Me dio ganas de vomitar.


Luego, intentamos criar a un niño que había sufrido la adversidad temprana, utilizando las estrategias parentales tradicionales, basado en causa y efecto. ¿Y adivina quién fue a desenterrar aquel libro? Harás cualquier cosa cuando estás desesperado, ¿cierto? Me quedé estupefacta cuando las herramientas que probamos funcionaron. Después de poco tiempo, nos metimos del todo en este mundo de la parentalidad conectada.


Siguen habiendo consecuencias en nuestro hogar, pero hacemos lo posible por eliminar lo que llamaré “castigos.” Una consecuencia es el efecto o resultado de algo que sucedió anteriormente.


Si mi hijo es contestón o grosero o hace alguna elección usando un mal criterio, habrá una consecuencia. Puede ser que lo tiene que volver a intentar, o que tenga un “tiempo cerca” (no “tiempo fuera”) o una corrección verbal muy sencilla. Sin embargo, yo no castigo las respuestas inapropiadas con una pérdida de privilegio. La meta es que nuestros hijos se sientan seguros y que desarrollen mejores habilidades. En los mejores escenarios, un castigo tradicional puede ser como colocarle un curita a un hueso roto, o en los peores casos puede intensificar la situación hasta el punto de la violencia y agresión. No sé tú, pero yo no quiero estar en ningún punto entre las dos. Eso para mí no sería “exitoso.”


También existen lo que se llaman las consecuencias naturales. Si dejas tu celular afuera y llueve, se mojará. Probablemente dejará de funcionar. Si mi hijo tiene dificultad con el control de impulsos cuando está jugando con otros niños, entonces no lo dejaré jugando a solas con otros.


Estos son algunos puntos para considerar cuando estás pensando en las consecuencias naturales para los niños que han experimentado adversidad temprana:

  1. Fragilidad. No es necesariamente nuestro trabajo proteger a nuestros hijos de las consecuencias naturales. Sin embargo, algunos niños son más frágiles que otros. Si están saliendo de la casa con apuros y ves su botella de agua y merienda en la mesa a punto de ser olvidados, podrías escoger agarrarlo si sabes que tu hijo va a tener una rabieta a causa de un bajón de azúcar en la sangre más tarde. Por otro lado, si sólo van a hacer una vuelta cortita y la consecuencia de no tener la merienda y bebida será un niño un poco frustrado y quejón, podrías escoger dejarlo en la mesa.

  2. Drama. Por más tentador que sean, las amenazas dramáticas de lo que pasará y los “¡Te lo dije!” causarán desregulación y desconexión. Si ves una bicicleta o un dispositivo electrónico dejado afuera, intenta una pregunta. “¿Juanito, porque la entrada no es el lugar donde normalmente guardamos las bicicletas?” o “¿Qué podría pasar si…?” ¡Si tienes mucha habilidad en esto, incluso puedes usar un tono juguetón! De manera similar, si tu hija pierde su clase de danza porque estaba teniendo un berrinche y no pudieron llegar, puedes elegir consolar su corazón roto en vez de declarar con frialdad, “Pues, eso es lo que pasa cuando no te sabes controlar.” Espera hasta después de reconectarse y que ella se calme para luego hablar de lo que pasó y practicar cómo se podría haber hecho diferente. Incluso es posible que esa conversación tenga que suceder días más tarde.

  3. Exageración. “Bueno, tú me trataste mal toda la tarde y eso me agota. Creo que no tengo la energía para llevarte a tu entrenamiento de fútbol. Esa es una consecuencia natural.” Puede que haya algo de verdad en aquella frase, pero tu hijo se va a percatar de que no es del todo cierto. Y si somos honestos con nosotros mismos, realmente es una forma de castigarlo furtivamente.

La mágica real sucede cuando hay un balance de estructura y cuidado en tu forma de responder ante cualquier situación. La estructura puede ser permitir que el celular se moje y el cuidado puede ser validar los sentimientos de tu hijo sobre lo terrible que es experimentar las consecuencias naturales de la irresponsabilidad.


Por último, quiero dedicar algunas palabras a los que aún tienen ganas de vomitar.


  • ¿Por qué sientes o piensas que necesitas castigar? ¿Está enredado en cómo te criaron a ti o lo que una porción de la sociedad te ha dicho sobre como criar “correctamente” a los hijos?

  • ¿Cómo te sientes TÚ cuando tu hijo se comporta mal? ¿Con temor? ¿Vergüenza? ¿Tu necesidad de arreglar la conducta de tu hijo a través de un castigo tiene más que ver con aliviar tu incomodidad?

  • ¿Si acaso están funcionando los castigos? ¿Le están ayudando a tu hijo a crecer hacia la sanidad y la toma de mejores decisiones? ¿Te están ahorrando energía en el largo plazo?

Yo sé; son preguntas difíciles. Las conozco muy bien porque me las hago a diario. Yo siento el deseo de castigar cuando me toca abordar el mismo asunto millones de veces, pero también sé que tiene que ver más con mis emociones y no con buscar una solución real y duradera.

No estás solo. No estás sola.





(Este artículo fue creado por The Adoption Connection. Originalmente apareció en inglés en https://www.thecorkboardonline.com/2018/11/natural-consequences-pointless-punishment/

This material was created by The Adoption Connection and is available in its original format and language at https://www.thecorkboardonline.com/2018/11/natural-consequences-pointless-punishment/)

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