top of page
Adopción de Corazón

el Gozómetro

La intensa fragancia de una naranja fresca y jugosa alcanza mi olfato y sonrío. Julio se ha parado de trabajar en su escritorio por largas horas y está pelando su fruta favorita. Se la come lenta e intencionalmente, gajo por gajo. ¡A veces, se come una segunda naranja enseguida!

Se acaba de ganar un punto en su gozómetro personal.



Después de limpiar la cocina, me preparo una taza de té y me siento en el patio a disfrutar del sonido de los pájaros y ver cómo las hojas de los árboles se mueven ligeramente en la brisa de la tarde. Siento cómo los músculos se me relajan y respiro profundamente. Mi gozómetro sube unas cuantas rayas más.


¿No habías escuchado hablar del gozómetro?

Bueno, confieso haber inventado la palabra hace cinco minutos, pero se ve mejor todo corrido que con guion: Gozo-Metro. Gozómetro.


Realmente no importa cuál sea la actividad o la ocasión:

Puedes disfrutar del agua caliente (¡o fría, si prefieres!) en la ducha. O tal vez lo que a ti te gusta es el café matutino, o ser la primera persona levantada en la casa para tener unos minutos de silencio, o quedarte leyendo una novela una media hora antes de dormirte en la noche. Puede ser practicar algún deporte, reunirte con amigas, hacer manualidades, tomar una siesta, o incluso realizar un aseo profundo en tu casa. (¡Sí, sé que hay algunos de ustedes leyendo este blog a quiénes les encanta limpiar!)

Lo que se busca para alimentar el gozómetro personal es que lo disfrutes. Así de sencillo.


¿Cuáles cosas disfrutas? Quiero que hagas una lista rápida.

¿Cuántas cosas pudiste anotar?

Ahora, ¿hace cuánto no te permites hacer alguna de esas actividades?


Lo sé, lo sé. No hay tiempo. Sólo hay 24 horas al día, y ya están llenas de quehaceres.

¿Sabías que podrías agendar alguna de esas actividades divertidas? ¡Y sin culpa! Y otras ya las haces sin darte cuenta (o sería fácil incorporarlas).


Lo que pasa es que, si no tomamos el tiempo para hacer algunas cosas que nos gustan o refrescan, y realmente disfrutarlas, nos vamos apagando, ensimismando y poniendo de mal genio. No somos la mejor versión de nosotros cuando llegamos a ese punto. Tal vez al final del día te has convertido en una mamá enojada, subiendo como Godzilla del mar a aplastar a cualquier que se atreve a meterse en tu camino. (Lo digo por experiencia.)



Nos vamos cargando de estrés y de responsabilidades que nos pesan, y necesitamos traer un equilibrio a toda esa pesadez, al subir nuestro nivel de gozo.


Cuando hablo de gozo, no quiero que pienses en que tiene que ser un estado eufórico de alegría, riéndote a carcajadas. También el gozo es tranquilidad, contentamiento, un deleite calmado. Como comer una naranja gajo por gajo, notando la textura de las fibras llenas de jugo que se revientan en dulzura con cada mordisco. O como mirar por la ventana por unos momentos y notar las nubes, realmente verlas y apreciar su forma, como el sol las ilumina, como se arrastran por el cielo. O como pasar un rato con un buen amigo, tal vez sin la necesidad de hablar.


Por supuesto entiendo que hay miles de cosas urgentes, necesarias, y que "si yo no lo hago, más nadie lo va a hacer." Pero te estoy dando permiso para pausar a lo largo del día (y de hecho, quisiera rogarte que lo hicieras). Respira. Toma nota de cómo estás en tu cuerpo, emociones y pensamientos. Y practicar alguno de los puntos de tu lista, para subir tu gozómetro.


Te reto a seguir trabajando en tu lista; ¿cuántos ítems puedes colocarle? Lo más práctico es que sean cosas cotidianas, fáciles de lograr (como esa taza de café por la mañana) y suficientemente variadas que no te aburras de siempre hacer lo mismo. Y cuando lo hagas durante tu día, pon atención. Date cuenta de que estás haciendo algo que te gusta, y permítete disfrutarlo.


Intenta subir tu gozómetro 7 u 8 veces al día.

Tu familia, colegas y comunidad te lo agradecerán.

Y creo que tú también.


15 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


bottom of page